Sus fundamentos proceden del análisis del tiempo en las "Confesiones" de San Agustín y del concepto de mythos (que aquí se traduce por trama) de la "Poética" de Aristóteles. Sus tres volúmenes versan sobre el tiempo en el relato histórico, el tiempo en el relato de ficción y la experiencia del tiempo en la narración.

 

La principal aportación de las ideas de Ricoeur es difícil de circunscribir. Se trata de una obra monumental que explora los horizontes de la vida humana en tanto narración y las implicaciones que ello tiene para la historia, la ficción narrativa y la experiencia del tiempo. Impresiona, por de pronto, la amplitud de las exploraciones, que van desde la obra de los historiadores franceses de la escuela de los Annales hasta las consideraciones nomológicas de raigambre hempeliana en lo histórico, y desde la narratología científica hasta la comprensión inteligible de los textos de ficción, con enjundiosos análisis de obras como "En busca del tiempo perdido", "La señora Dalloway" y "La montaña mágica". En estos análisis se logra, además de la densidad intelectual del filósofo, la intuición del esteta y la sensibilidad del crítico.

 

En el quehacer bioético, el estudio de esta obra es importante por varios motivos, de los cuales solamente destacaremos dos.

 

Primero, como toda narración histórica, la de la misma bioética como disciplina y como discurso oscila entre la coyuntura y la estructura. El tratamiento escolar del tema lo reduce a cuatro o cinco acontecimientos relevantes (Nuremberg, Tuskeege, Willowbrook y otros) y trata de formar una seriación del tipo causa-efecto entre esos sucesos y el desarrollo de la embrionaria teoría que abona el principialismo ingenuo. Poca atención se presta en esta reconstrucción a la estructura social en la cual se dan los fenómenos de la investigación científica y sus aplicaciones en los planos del conocimiento y del bienestar. Las reflexiones de Ricoeur merecerían ser tratadas en todo curso que confronte las raíces históricas del movimiento bioético.

 

En el trabajo de deliberación comunitaria que los comités ilustran, es evidente que lo narrativo -y por extensión lo hermenéutico- tiene destacado papel, aunque ello no sea siempre reconocido en el trabajo cotidiano. Lamentablemente, comprender se transforma a menudo en asunto de sentimientos y psicología, lo cual enturbia el trabajo sistemático de la tradición filosófica en la epistemología de la vida cotidiana y el tratamiento delLebenswelt, que esencialmente constituyen el trabajo dialógico. Ricoeur, con su insistencia en la comprensión narrativa, explora más allá de la empatía o la simpatía y puede acercar el análisis del juicio moral al estudio de los equiliibrios lógicos y reflexivos que permiten tomar decisiones.

 

Sin duda alguna, esta obra fundamental debiera tener un sitio en los estudios bioéticos, aunque su autor no necesariamente haya desarrollado sus implicaciones en este campo.